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Corrupción: Se busca frente amplio, por Gonzalo Carranza

Corrupción: Se busca frente amplio, por Gonzalo Carranza

No el frente confundido y dividido de Verónika Mendoza y Marco Arana, por supuesto. Lo que se necesita en este momento es un amplio frente empresarial contra la corrupción, que quite el piso a quienes encuentran en una supuesta complicidad o connivencia del sector privado una excusa más para criticar ‘el modelo’.

Este frente necesita a los gremios empresariales. No pueden escudarse en que la lucha anticorrupción no es parte del estatuto, en que no son policías o fiscales. Deben comprender que el daño reputacional que afecta hoy a un puñado de empresas puede contagiarse como una epidemia. Confiep comienza a pasar de la resignación al liderazgo en esta línea. Ojalá perdure el esfuerzo

Este frente también necesita a las AFP. Con los ahorros de sus afiliados, las AFP han comprado acciones y deuda de empresas y consorcios que hoy están en la mira. No basta con defender estas operaciones en términos financieros o legales, aunque ello sea necesario para evitar que cunda el pánico entre los ahorristas.

Las AFP deben pelear en las juntas de accionistas y ejercer su influencia como tenedores de bonos para obtener respuestas contundentes y exigir medidas drásticas. Les toca liderar el debate sobre el gobierno corporativo y la gestión de riesgos. Y les corresponde también evaluar la eficacia de los directores que las representan en las empresas. Hablan en nombre de millones de aportantes.

Finalmente,  este frente necesita a los empresarios. Personas de carne y hueso, nombres propios, voces que recuerden que se puede tener éxito creando valor y sin corromper a  nadie. No es hora de perfiles bajos. “Cada líder debe criticar las ideas, procesos y actitudes que alguna vez fueron exitosos”, aleccionó Carlos Rodríguez Pastor en el último CADE Ejecutivos. Las circunstancias llevan a tener que dejar a un lado la política de esconder la cabeza como el avestruz, tan difundida en nuestro empresariado.

El razonamiento “Odebrecht es una empresa. Odebrecht es corrupta. Ergo, las empresa son corruptas” es una falacia, pero si no encuentra respuesta, puede terminar calando irremediablemente.

Fuente El Comercio

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