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La actual corrupta clase política del Perú, Mario Nuñez

La actual corrupta clase política del Perú, Mario Nuñez

Recuperada la democracia en el Perú, a finales de los 70, también se recuperó la política, como espacio social en la que infelizmente no se posesionó una clase política idónea, forjada en base a sólidos valores personales y democráticos, sino que prosperó, como en terreno fértil, el surgimiento y dominio de “la actual corrupta clase política del Perú”.

La política (por lo tanto el cargo público o gobierno) desde los 80 hasta la actualidad, ha sido tomada por una horda de cau­dillos, mesías, billetones, megalómanos, improvisados y “delin­cuentes”, respaldados por estructuras de poder con elementos incrustados en toda institución pública.

Pero toda regla tiene su excepción. En el Perú surgieron y pre­ponderaron grandes personalidades, las que ocupan importan­tes páginas de nuestra historia. Me refiero a los grandes pen­sadores Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui y algunos otros pocos de menor tamaño y significancia. Tras la muerte de estos gigantes, es que se hicieron visibles recién la segunda fila de figuras políticas, que no fueron relevantes en el recuento histórico, por no aportar más que discurso, activismo y mala gestión pública como es del caso de Fernando Belaunde y otros que no ocuparon la presidencia.

Así, la tercera generación de las filas políticas, carentes de cua­lidades y prestigio personal, en el pasado reciente y en la actua­lidad, se valen y benefician del recuerdo, legado, singularidad, pensamiento, discurso y figura de los históricos e ilustres perua­nos ya desaparecidos hace décadas: Haya de La Torre en el caso del Apra y de Mariátegui en el caso de los socialistas. El resto de partidos políticos carecen de figuras hegemónicas históricas que les asegure el apoyo social sólido y recurrente, y porque no cuentan con el prestigio y relevancia de políticos solventes, re­currirán al prestigio de los históricos. Es así que veremos en sus fachadas partidarias gigantografías de sus líderes históricos.

Todo esto me lleva a concluir que carecemos de una clase políti­ca. Los partidos políticos en el Perú sobreviven y se sostiene sólo de su pasado glorioso. Un ejemplo claro de ello es el Apra. Otro caso es el Alberto Fujimori, que aunque su líder máximo esté en­carcelado por delincuente y corrupto, sigue siendo el pilar del apoyo de Fuerza Popular, partido que es plataforma partidaria de sus hijos. O alguien me podría decir que los verdaderos apris­tas lo son por el legado y pensamiento de García; asimismo en el caso de Toledo y Humala.

Fuente Diario Expreso

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