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Tu corrupción, mi corrupción, nuestra corrupción

Tu corrupción, mi corrupción, nuestra corrupción
  1. La gran mayoría de peruanos (62%) considera que la corrupción es, junto a la inseguridad ciudadana (66%), el principal problema del país. Dicha preocupación ha venido escalando de forma sostenida en dos décadas. Sabemos por qué.
  2. Obviamente existe un claro rechazo a la corrupción de las alturas. Y, a la vez, cierta condescendencia con la micro corrupción. Los encuestados aducen un criterio funcional (superar el pésimo servicio estatal) o sencillamente asumen que es parte de la manera en que se hacen las cosas en nuestra sociedad. Es lo normal, pues.
  3. Sin embargo, hay un dato más alarmante aún. Un 91% de ciudadanos no denunció los casos de corrupción enfrentados. La mayoría cree que no vale la pena pues nada va a pasar. Desconfianza en el sistema de justicia. Resignación ante un mal necesario. Así, no hay nada más devastador para la salud colectiva que el maleficio autocumplido.
  4. Esta semana se publicó la XI Encuesta Nacional sobre Percepciones de la Corrupción que encarga Proética desde 2002. Allí, además de estos datos, se propone una valiosa interpretación para romper este círculo vicioso. Los más resignados son los que (razonablemente) desconfían de la institucionalidad. Los más optimistas valoran los esfuerzos de los últimos años que han llevado a muchos poderosos a estar en jaque, a perder su impunidad, a ver peligrar sus beneficios. Un haz en la oscuridad.
  5. Esta es la ruta. Acaso esta sea una buena época para subirle el volumen a los crecientes logros de la lucha institucional contra la corrupción. Más bulla. Más desprestigio para los falsos “ganadores”. Más presión social para romper la “normalidad”. Lamentablemente la encuesta no ha sido comentada por los líderes de opinión. Tampoco por los políticos, los postulantes al Congreso, los dirigentes de los gremios de trabajadores y de empresarios, los representantes de las organizaciones civiles que persiguen causas trascendentes. El silencio remata.
  6. En los últimos años se han publicado estudios y reflexiones muy valiosas acerca de este cáncer social. Incluso algunos destacaron en la Feria del Libro. Y existe un extraño reducto en el sistema de justicia que viene revirtiendo inercias del Estado criollo. Pero carecemos de liderazgos que realmente revolucionen nuestra manera de comprender y vivir en el Perú. Aquí estamos. Ya vamos.

Fuente Perú21

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