Un trabajo de investigación de la Facultad de Economía de la Universidad del Pacífico (Núñez y Ramírez del Villar) hace un análisis de los contratos de concesión en el Perú suscritos entre 1998 y el 2017. En particular, analiza la relación entre la agresividad de las apuestas del postor ganador y el número de adendas del contrato.
Algunos datos estadísticos son los siguientes: las asociaciones público-privadas (APP) analizadas tienen un plazo de 26,2 años en promedio. Estas tienen una “edad” de alrededor de 9 años de suscritas en promedio; es decir, son concesiones en su primer tercio de vida. Alrededor del 71% de los proyectos son autosostenibles y en cerca del 75% se cobra a los usuarios peajes o tarifas. La garantía de los proyectos es, en promedio, de US$56 millones, pero la mediana es de solo US$9,5 millones, lo que hace pensar que hay pocos proyectos con grandes garantías.
Respecto a los tiempos, se tiene que, en promedio, el proceso de una APP toma 17,3 meses desde la convocatoria hasta la fecha en que se suscribe el contrato. Asimismo, desde la adjudicación de la buena pro, la suscripción del contrato demora 3,4 meses.
Solo 2,5 consorcios o empresas llegan a presentar una oferta económica, en promedio. Asimismo, en el 26,5% de los proyectos solo se presenta una oferta económica. El análisis en conjunto de ambas variables nos indica que, en promedio, tres postores no llegan a presentar una oferta. Estos hechos cuestionarían la competencia efectiva de las licitaciones.
En general, las APP son caras. El concesionario privado ganador tiene que pagar a Pro Inversión, en promedio, casi US$2,4 millones por gastos en cada proceso. La variabilidad de esta variable sugiere diferentes esfuerzos durante los procesos. Por eso, tiene sentido hacer APP a proyectos con un monto mínimo de inversión.
En relación con las adendas, en promedio, los contratos se renegocian una vez cada 4,5 años y cada proyecto tiene 2 adendas. Además, el estudio encuentra que existiría una relación entre la agresividad de las ofertas y el número de adendas. La agresividad, según Guasch (2014), es la desviación porcentual de la oferta ganadora respecto a la referencia propuesta en el concurso. Así, la agresividad afectaría positivamente el número de adendas. Por eso, cuando la oferta económica no encuentra un límite superior o inferior, es más agresiva y el número de adendas es mayor. Por otro lado, cuando el número de ofertantes es bajo aumenta la agresividad, lo que aumenta la probabilidad que existan adendas.
En resumen, existe suficiente información en los contratos de concesión para extraer políticas públicas a ser aplicadas. En este caso, una primera lección es que se requiere poner tope a las apuestas agresivas para evitar las renegociaciones.
Fuente El Comercio
