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Constructoras pagaban sobornos equivalentes al 3% de cada obra pública

Constructoras pagaban sobornos equivalentes al 3% de cada obra pública

Para conseguir los millonarios contratos de obras públicas, las empresas integrantes del llamado ‘Club de la Construcción’ necesariamente debían contar con la complicidad de funcionarios con capacidad de decisión del Ministerio de Transportes y Comunicaciones y del organismo Provías Nacional. Con el propósito de captar a los servidores públicos encargados de asignar los proyectos, las compañías que eran parte de la trama acordaron pagar sobornos equivalentes al 3% total del costo de la obra.

De acuerdo con las declaraciones de colaboradores eficaces que pertenecieron al ‘Club de la Construcción’, ofrecidas al fiscal Germán Juárez Atoche que investiga el caso, el 3% era dividido de la siguiente manera: 2,35% para el exasesor del MTC Carlos García Alcázar; 0,15% para el operador Rodolfo Prialé de la Peña, y 0,5% para los funcionarios del Ministerio de Transportes y Comunicaciones y de Provías Nacional que tenían participación directa en las licitaciones.

“Con respecto a Carlos García Alcázar, tengo conocimiento que este recibía un porcentaje del 2,35% del costo directo de las propuestas económicas que formulaban los contratistas. Es decir, el monto que ganaban se adjudicaba la buena pro en su mayoría por encima del 100% del valor referencial y se le descontaba el IGV, la utilidad y los gastos generales. Sobre ese monto –que se llamaba costo directo– se calculaba dicho porcentaje”, explicaron los colaboradores eficaces.

Mediante esta fórmula, durante el gobierno de Ollanta Humala, José Paredes Rodríguez, hermano del extitular del MTC Carlos Paredes Rodríguez consiguió “comisiones” hasta por 25 millones de dólares, según lo expresado por los colaboradores eficaces ante el fiscal especializado en Corrupción de Funcionarios, Germán Juárez.

“Estos pagos se hacían de manera mensual por intermedio de las empresas relacionadas a Rodolfo Prialé de la Peña. Tratándose de José Paredes, se benefició con 25 millones de dólares. Así lo comentó (el exasesor del MTC) Carlos García Alcázar”, dijeron los colaboradores eficaces.

La función determinante de los operadores del ‘Club de la Construcción’ era reclutar a funcionarios del MTC y de Provías Nacional para dirigir las adjudicaciones de las obras públicas que les interesaba, por lo general, las que superaban los 100 millones de soles. Para que los Comités de Licitación otorgaran la buena pro a alguna de las constructoras confabuladas, pagaban sobornos al menos a 2 de sus 3 integrantes.

Repartija encubierta

“Las empresas integrantes del ‘Club de la Construcción’ trabajaban con los Comités de Licitación mediante operadores que tenían amistades o contactos en estos comités. Dichos operadores se presentaban ante los empresarios y les ofrecían a sus amistades en los comités que los ayudaban a conseguir las obras”, relataron los colaboradores eficaces que fueron testigos de los hechos.

El empresario Rodolfo Prialé de la Peña es uno de los operadores que contaba con amistades o contactos en el MTC y Provías Nacional. No solo se trataba de Carlos García Alcázar, que solo era un asesor y no intervenía directamente en las licitaciones. Prialé ofrecía a los constructores interesados en ganar adjudicaciones de obras públicas sus contactos para obtener los millonarios contratos.

 “En tales circunstancias es que Marco Antonio Aranda Toledo, de la empresa Cosapi, fue que contactó a Rodolfo Prialé para que este lo ayude a hacerse de la buena pro de una obra convocada por el MTC. Se consiguió el objetivo con éxito, no obstante que Cosapi había sido objetada por el OSCE (Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado) en 2010. A raíz de esta operación es que Rodolfo Prialé empezó a tener relaciones más fluidas con los empresarios miembros del ‘Club de la Construcción'”, dijeron los colaboradores eficaces.

Cuando Carlos García Alcázar, vecino y amigo de Rodolfo Prialé, fue designado asesor del MTC, este aprovechó la presencia estratégica de García para ampliar su cartera de clientes.

“Prialé puso en conocimiento de la plana mayor del ‘Club de la Construcción’ el nombramiento de Carlos García. La plana mayor estaba conformada por Fernando Castillo Dibós, de ICCGSA; Ernesto Tejada Moscoso, de Obrainsa; y Marco Aranda Toledo, de Cosapi. Ellos solicitaron reunirse con Carlos García, reunión que se llevó a cabo en el Club Empresarial, en San Isidro, en setiembre del 2011”, anotaron los colaboradores eficaces.

“Posteriormente se llevó a cabo otra reunión en la oficina de la empresa de Rodolfo Prialé, Lual Contratistas Generales, ubicada en la calle Siete 245, Córpac, San Isidro. Estuvieron presentes Fernando Castillo Dibós, de ICCGSA; Ernesto Moscoso, de Obrainsa; Marco Aranda Toledo, de Cosapi; Rodolfo Prialé; Carlos García Alcázar y José Paredes Rodríguez, el hermano del ministro Carlos Paredes”, describieron.

Pero los que dominaban el mercado de la construcción de obras públicas en ese momento eran las corporaciones brasileñas, y estas, ni bien se enteraron de la existencia del ‘Club de la Construcción’, imponiendo sus miles de millones de dólares de inversión, presionaron para ganar trozos del apetitoso pastel que ofrecía la mafia enquistada en el MTC y en Provías Nacional.

El esquema mafioso

Los colaboradores eficaces identificaron a las constructoras brasileñas y a sus representantes que fueron parte de la repartija de los proyectos de habilitación o refacción de carreteras, lo que ha permitido al fiscal Germán Juárez tener las piezas claves de uno de los esquemas de corrupción más vastos de los últimos años. En un reciente interrogatorio por parte del Equipo Lava Jato en Curitiba, Brasil, el exrepresentante del ‘Club de la Construcción’ Raymundo Trindade Serra afirmó que esta organización criminal operaba desde 1996, durante el régimen de Alberto Fujimori.

“Rodolfo Prialé viabilizó una reunión con los representantes de las empresas brasileñas. Dicha reunión se llevó a cabo en una sala del Club Empresarial, en San Isidro. Se trató de un almuerzo en el que estuvieron presentes las empresas Queiroz Galvao, representada por Óscar Rosas Villanueva; y Andrade Gutierrez, representada por Edgard Unzueta Zegarra. El tema fue sobre la mecánica a seguir por parte del ‘Club de la Construcción'”, señalaron los colaboradores eficaces. Fue en octubre del 2011.

Los testigos explicaron que poco a poco las constructoras interesadas se iban sumando. Ya declaró Jorge Simões Barata que cuando él asumió la representación de Odebrecht, ya existía el ‘Club de la Construcción’ y que por medio de dicho mecanismo corrupto su compañía comenzó a obtener millonarios proyectos de construcción de carreteras.

Al respecto, señalaron los colaboradores eficaces: “En el club había cuatro delegados, cada delegado tenía a un grupo de empresas bajo su mando. Se ponían de acuerdo por cada licitación qué constructoras ganarían las obras. La mayoría de veces Rodolfo Prialé indicaba cuál sería la ganadora. Participaban Fernando Castillo Dibós, de ICCGSA; Ernesto Tejada Moscoso, de Obrainsa; y Marco Aranda Toledo, de Cosapi. Se escogía a la constructora de acuerdo con las prelaciones, al turno que le correspondía. Lo contabilizaban todo. Qué empresa había recibido una obra y cuál no, de manera individual o en consorcio. Era una decisión muy estricta que acataban los miembros del ‘Club de la Construcción'”.

Prialé, por su parte, transmitía a Carlos García Alcázar las decisiones sobre las empresas escogidas. García cumplía una función interna. Se encargaba de que la designación se ejecutara sin problemas en el interior del MTC.

A continuación, los colaboradores eficaces relataron cómo las constructoras pagaban los sobornos. Se usaron varias fórmulas, como las transferencias a cuentas en el extranjero de empresas de Rodolfo Prialé, pero también fueron frecuentes los desembolsos al contado, en efectivo, al cash.

En realidad, todas las constructoras sabían de lo que se trataba. Por eso todas pagaban puntualmente los sobornos.

Las cifras

– 2,35 % era el porcentaje que recibía el exasesor del MTC Carlos García Alcázar.

– 0,5% iba para el operador del ‘Club de la Construcción’, Rodolfo Prialé de la Peña.

Los pagos eran en efectivo

– Obrainsa: los pagos fueron directos y en efectivo por parte de Ernesto Tejada en su oficina de Emilio Cavenecia 225, Torre 11, San Isidro. Los hizo a Rodolfo Prialé. Bajo dicha modalidad se efectuaron cerca de 15 pagos, por un total de US$ 3 millones, sin contar las obras ganadas en consorcio con otras empresas.

– Málaga Hermanos: los pagos se hicieron mediante contratos ficticios suscritos con Lual Contratistas Generales (firma de fachada de Prialé) y de manera directa a Luis Prevoo Neira (socio de Prialé), vía el Banco Continental.

– Cosapi: se hicieron pagos mediante contratos ficticios suscritos con Lual Contratistas Generales.

– Graña & Montero: pagó por intermedio de ICCGSA, que estaba representada por Fernando Castillo Dibós.

– ICCGSA: los pagos se hicieron directos y en efectivo por parte de Fernando Castillo Dibós, en su oficina de la avenida Aramburú 651, en San isidro. Quien cobraba era Prialé, bajo dicha modalidad. Se efectuaron 15 pagos que sumaron más de 3 millones de dólares.

– Construcción y Administración (CASA) y H&H: los pagos los hizo Jaime Sánchez Bernal en su oficina de la avenida Javier Prado 4109, Surco, también a manos de Rodolfo Prialé. Bajo dicha modalidad se efectuaron 15 pagos por un monto de 2 millones de dólares.

– JOHESA: efectuó pagos con contratos ficticios con Lual Contratistas.

– San Martín Contratistas Generales: hizo pagos con contratos ficticios con Lual Contratistas.

– OAS: pagó en forma directa y en efectivo a Prialé y mediante transferencias.

– Queiroz Galvao: los pagos los realizó Leonardo Augusto Guimaraes en efectivo a Prialé y también se suscribieron contratos ficticios con Lual Contratistas.

– Andrade Gutierrez: Edgard Unzueta Zegarra pagaba a Prialé en efectivo y en directo en su oficina y mediante transferencias.

– Mota Engil: Heberto Cárdenas Soplín viabilizó contratos con Lual Contratistas por servicios inexistentes. Tenía pleno conocimiento de las actividades del ‘Club de la Construcción’.

Fuente La República

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