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COVID-19: Gobierno gastó más de 100% en la compra de medicinas no recomendadas que en oxígeno

COVID-19: Gobierno gastó más de 100% en la compra de medicinas no recomendadas que en oxígeno

La mañana del miércoles 17 de febrero, Francisco Muelle, un jubilado de 79 años, recibió en su casa, ubicada en Chorrillos, a personal del Seguro Social de Salud (EsSalud) para que lo atendieran: su saturación de oxígeno había descendido a menos de 90% y su familia estaba desesperada porque no podía respirar. Era la segunda vez que un equipo médico llegaba a su casa: dos días antes, personal del Ministerio de Salud (Minsa) ya lo había revisado. El médico de EsSalud que lo atendió le dijo a su esposa que no podía llevarlo a un hospital del seguro social porque estaban llenos y no contaban con oxígeno.

A continuación, le hizo una receta en la que incluyó una serie de medicinas entre las que destacaban la azitromicina y la ivermectina. Según los familiares de Muelle, el médico hizo énfasis en que él, su esposa y su hijo mayor tomaran este último fármaco porque reducía la carga viral del nuevo coronavirus. La familia dudó, debido a que el equipo del Minsa ya le había recetado estos medicamentos y la saturación de Muelle solo había empeorado. No obstante, hicieron un gran esfuerzo por comprarle la receta y un concentrador de oxígeno valorizado en más de 4 mil soles. Pese a ello, esa misma noche la salud de Francisco Muelle empeoró y tuvo que ser llevado de emergencia al hospital Edgardo Rebagliati en el que dos días después, falleció.

“Ni el Minsa, ni EsSalud contaban con oxígeno, ambos le dieron a mi papá medicinas que no lo ayudaron”, explica Paola, la hija menor de Francisco Muelle. El país enfrenta escasez de oxígeno para los pacientes de COVID-19, un problema que se advirtió desde el año pasado, pero hasta la fecha no tiene solución. La Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio revisó las contrataciones del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) realizadas específicamente para COVID-19 y detectó que el Gobierno Nacional gastó 112% más en comprar medicinas no recomendadas (azitromicina, ivermectina e hidroxicloroquina) en lugar de oxígeno. La situación en EsSalud fue parecida.

El doctor Diego Roselli, profesor de Epidemiología de la Universidad Javeriana de Colombia y especialista en economía de la salud, asegura que este es un problema de costo oportunidad. Un concepto básico de la economía que Roselli explica así: “si yo invierto 10 mil dólares en mi educación, eso no me costó 10 mil dólares, sino que realmente me costó todo lo que yo habría podido hacer con ese mismo dinero (viajar, comprar un auto, remodelar)”.

Según el investigador, en el caso de Perú, el estado priorizó la inversión en estas medicinas. “El gasto que se hizo habría tenido mejor uso si se hubiera centrado en el oxígeno. Las muertes que se hayan dado por falta de acceso al oxígeno son parte de ese costo oportunidad”, explica Roselli.

Las beneficiadas

A finales de marzo del 2020, el Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI) de EsSalud publicó un informe en el que concluyó que no se había encontrado evidencia suficiente para recomendar el uso de hidroxicloroquina, ni el de su combinación con la azitromicina para tratar COVID-19.

Pese a ello, diez días después, el 8 de abril, Laboratorio AC Farma donó 100 mil tabletas de hidroxicloroquina al Minsa por la pandemia. Ese fue el inicio de una serie de donaciones a esta entidad de este tipo de medicinas, realizadas entre abril y junio, que superan el millón de tabletas. Este laboratorio le pertenece a la familia Arriola Colmenares, dueños también de Distribuidora Droguería Sagitario, el mayor proveedor de hidroxicloroquina, azitromicina e ivermectina del Estado y de EsSalud. Este Diario buscó contactarlos, sin respuesta.

Desde la empresa Gencopharmaceutical, otra de las proveedoras, indicaron que solo tienen una orden de compra en mayo porque, para entonces, eran los únicos con registro sanitario. “Luego extrañamente aprobaron normas para entregar autorizaciones excepcionales para fabricar el producto a otras farmacéuticas, las cuales terminaron ganando todas las posteriores convocatorias”, indicaron a El Comercio. Este Diario buscó la versión del Minsa, pero no obtuvo respuesta.

En el registro de compras para COVID-19 de Cenares, figura la compra de azitromicina, pero Gencopharmaceutical asegura que “no promovió, no promueve, ni promoverá el uso del producto para tratamiento COVID”.

En mayo, el Minsa aprobó el uso de ivermectina e hidroxicloroquina en su Guía de Tratamiento COVID-19 y empezó a comprar Azitromicina. El infectólogo e investigador Fernando Mejía, doctor del Hospital Cayetano Heredia asegura que en la práctica los médicos que atendían en los hospitales COVID dejaron de usar estas medicinas precisamente a fines de ese mes. Y que en la Guía de tratamiento COVID-19 del hospital ya no aparecieron más. “Nosotros pedimos que compraran oxígeno porque era la medicina que sabíamos que sí funcionaba, pero no nos hicieron caso”, asegura Mejía.

Pese a los pedidos de sociedades médicas y de los médicos para que se priorizara la compra de oxígeno y no de fármacos sin eficacia comprobada, el Minsa aprobó el protocolo para el uso de estas medicinas. A partir de ese momento, las cantidades de azitromicina, hidroxicloroquina e ivermectina compradas por el Minsa y EsSalud aumentaron de forma considerable: entre ambos pasaron de gastar 45 mil soles en mayo a 11 millones de soles en junio. Mientras el gasto en oxígeno en esos mismos meses apenas superaba el medio millón de soles.

El problema del oxígeno

Pese a esta limitada inversión en oxígeno, tanto el Gobierno Nacional como EsSalud pidieron en los objetivos de las licitaciones que la concentración de este medicamento sea superior al 99,5%. A fines de junio, la Contraloría alertó que EsSalud había realizado 6 licitaciones con este requisito, a pesar de que existía un Decreto de Urgencia de inicios del mes donde se habilitó el uso de oxígeno medicinal con una concentración no menor del 93%.

EsSalud, no obstante, no hizo caso a la alerta y siguió pidiendo como requisito en casi todas sus licitaciones que el oxígeno tenga 99,5% de concentración hasta finales de enero del 2021. Solo tres grupos empresariales venden este oxígeno: Grupo Linde, Air Products y Oxyman. EsSalud accedió a responder solo parte del cuestionario enviado por este Diario, y aseguró que compró más oxígeno y amplió la cantidad de proveedores. El Comercio intentó comunicarse con todas las empresas mencionadas en este reportaje, pero hasta el cierre de este informe no obtuvo respuestas.

A inicio de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) interrumpió sus estudios con hidroxicloroquina porque los resultados preliminares mostraron que no reducía la mortalidad en los enfermos de COVID-19 hospitalizados o daban lugar a una disminución muy leve. Los resultados de los estudios para el uso de ivermectina y azitromicina que se fueron publicando en adelante tampoco revelaban que estas medicinas funcionaran. No obstante, recién en septiembre la exministra Pilar Mazzetti anunció que la hidroxicloroquina se quitaba de la guía de tratamiento COVID-19 del Minsa y se evaluaría quitar la ivermectina. Para ese momento, la inversión realizada por el Gobierno en estas medicinas ya era de más de 47 millones de soles, mientras que la inversión en oxígeno apenas sobrepasaba los 7 millones de soles.

La misma situación se presentó en EsSalud. Hasta septiembre, el gasto en medicinas sin eficacia para tratar COVID-19 fue de 31 millones de soles, mientras el gasto en oxígeno fue de más de 9 millones. Recién en octubre, tanto el Gobierno como EsSalud hicieron una gran inversión en oxígeno: por 13 millones de soles y por 14 millones de soles, respectivamente. EsSalud corroboró que recién empezaron a invertir en oxígeno en septiembre, pero aseguraron que fue debido a que la oferta de plantas de oxígeno se amplió en ese mes.

“Desde junio, la Defensoría pidió al Minsa que fuera transparente con la información del oxígeno para conocer cuál era la verdadera situación del país con respecto a este medicamento”, afirma Alicia Abanto, adjunta del Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo. Según explica Abanto, la Defensoría advirtió que no tener un registro de las empresas proveedoras de oxígeno medicinal, los precios de venta de este medicamento, la situación de los hospitales con respecto al abastecimiento de este recurso y decretos que faciliten su importación y la compra de plantas generarían problemas de escasez y de malas compras.

Sus pronósticos se están cumpliendo. En el Perú se produce 350 toneladas diarias de oxígeno, pero las empresas reciben pedidos por más de 400 toneladas. Además, grupos empresariales como Linde han aumentado los precios a los que le venden oxígeno al Estado. Según la base de datos OSCE, hasta septiembre Praxair, una de las empresas de Linde, vendía el metro cúbico a 7 soles. No obstante, en octubre empezó a venderlo a casi 14 soles. Por último, el Ministro de salud Oscar Ugarte anunció el viernes 6 de marzo, en conferencia de prensa, que el Minsa canceló el contrato que tenía con la Universidad Peruana de Ingeniería (UNI) para la instalación de 47 plantas de oxígeno, debido a la demora en la instalación de las primeras 18 plantas.

Oxígeno VS. medicinas no recomendadas

“Nosotros [desde el Instituto de Medicina Tropical Alexander Von Humboldt] realizamos un estudio en el que buscamos los principales factores que determinan el fallecimiento de una persona con COVID-19 hospitalizada”, asegura Fernando Mejía. La investigación en la que se analizó 369 historias clínicas del Hospital Cayetano Heredia, aún no ha sido publicada. No obstante, concluye que si el paciente ambulatorio es monitoreado de forma adecuada y recibe oxígeno, sin tener una muy baja saturación, la probabilidad de que muera se reduce. Por eso, Mejía asegura que en ese momento recomendaron enfocar la estrategia en monitorear a los pacientes y ofrecer oxígeno, un medicamento que para entonces ya era escaso.

“La estrategia estuvo enfocada en la compra de medicinas sin sustento científico”, dice el investigador Álvaro Taype-Rondán. Él explica que hay diferentes estudios que ya han probado que ni la azitromicina, ni la hidroxicloroquina ni la ivermectina funcionan para tratar COVID-19 y que Perú es uno de los pocos países en la región que ha apostado por ellas y las ha priorizado.

“En tiempos de pandemia, las decisiones de estrategia y de compra deben hacerse a través de una evaluación por expertos”, explica el epidemiólogo Edward Mezones. Esta evaluación debe basarse en la evidencia científica y no solo en la experiencia que cada experto pueda tener de forma individual, como se ha hecho en el país. Para Mezones este ha sido un grave error. “Lo más importante es que el proceso de toma de decisiones sea transparente, objetivo y replicable” asegura, ya que solo así se creará confianza en la población, una que por los acontecimientos parece haberse perdido.

Sobre la azitromicina, Taype-Rondam menciona que la última revisión realizada por la Organización Panamericana de la Salud, publicada el último 19 de febrero, encuentra 3 ensayos clínicos aleatorizados que han evaluado la efectividad de esta medicina en mortalidad: ninguno de los tres halló algún beneficio. El más grande es el RECOVERY, que incluyó a más de 5 mil pacientes. “El uso de azitromicina para tratar COVID puede tener efectos adversos graves, como los cardíacos (especialmente en asociación con hidroxicloroquina)”, dice Taype-Rondán. Además, su uso sin motivo puede hacer que las bacterias se vuelvan resistentes y en caso la persona tenga otro problema de salud, como una neumonía, los médicos ya no contarían con esta arma. No obstante, se está recetando de forma alarmante, asegura el investigador.

El último 4 de marzo, la Journal of the American Medical Association (JAMA) publicó un estudio en fase tres que incluyó a 476 pacientes con COVID-19 leve a quienes se les trató con ivermectina o placebo. El estudio concluye que, pese a haber tomado esta medicina la situación de los pacientes no mejoró, ni se redujo el tiempo de mejora de los síntomas. Por ende, los hallazgos no apoyan el uso de ivermectina para el tratamiento del COVID-19 leve, la misma conclusión a la que han llegado antiguas revisiones sistemáticas hechas desde junio del 2020.

Un estudio publicado en la Revista Acta Médica a mediados del 2020 demostró que 2 de 3 personas con COVID-19 en el país habían tomado ivermectina. Además, las revisiones de historias clínicas de los fallecidos en el hospital regional de Loreto y en el hospital Virgen de Fátima de Piura realizadas por el investigador Alfredo Espinoza demostraron que el 90% y el 75% de pacientes, respectivamente, había tomado esta medicina.

No obstante, el Gobierno gastó 25 millones de soles en su compra. “El uso de ivermectina no tiene sustento científico ni para tratamiento ni para prevención o profilaxis de COVID-19”, asegura Adrian V. Hernandez, Profesor Asociado de Investigación de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Connecticut. Según explica, no existen estudios clínicos de tamaño de muestra grande que concluyan acerca de efectos positivos en desenlaces de importancia clínica como muerte, hospitalización, uso de ventilación mecánica o en infección por el nuevo coronavirus.

El Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia en el Cuidado (NICE) del Reino Unido, líder mundial en la confección de guías de práctica clínica, no ha publicado guías o documentos respecto al uso de ivermectina en COVID-19. La ivermectina tampoco está aprobada por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de EEUU para el tratamiento de ninguna infección viral. “El uso de ivermectina en Perú se basa en creencias mágico-religiosas de su efecto, y en resultados de experiencia positiva de algunos médicos en pocos pacientes con COVID-19. Es decir, en experiencias anecdóticas”, aclara.

A finales de septiembre, investigadores del Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI) de EsSalud publicaron otro estudio, realizado en 5,683 pacientes COVID, que concluyó que no existen efectos beneficiosos en el uso de hidroxicloroquina, azitromicina e ivermectina para el tratamiento de esta enfermedad. Todo el equipo que participó en esta investigación fue retirado por dichas conclusiones. El argumento que dio Fiorella Molinelli, presidenta de EsSalud, es que no tenían rigurosidad científica. Sin embargo, los investigadores se encuentran registrados en el Registro de Investigadores del Concytec y hoy en día no pueden hablar por cláusulas en su resolución de salida.

“Perú ha sido un ejemplo de un lugar en que los charlatanes han sido más escuchados que los científicos”, afirma Diego Roselli. Para él las medicinas como la ivermectina se volvieron temas políticos defendidos con más fanatismo que rigor científico. Lo que le ha hecho un gran daño al país y a la estrategia con la que se ha enfrentado la pandemia.

Fuente El Comercio

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