compras-estatales

La cultura del miedo en las contrataciones del Estado [Opinión]

La cultura del miedo en las contrataciones del Estado [Opinión]

La contraloría debería participar en los grandes procesos de promoción de la inversión privada que realiza el Estado

En una buena parte de nuestros funcionarios públicos y, sobre todo, en los últimos meses de la gestión actual, ha primado la cultura del miedo. Así, varios de los oficios y cartas de estos se realizan con el único propósito de “cubrirse” ante la eventualidad que la contraloría realice una acción de control posterior. Este comportamiento genera un desalineamiento entre los intereses del funcionario público y el interés del Estado, que es el bienestar social.

Lo que termina sucediendo es que el funcionario responde a dos principales: al Estado y a la contraloría. Evidentemente, como el bienestar social de su acción es muy difícil de medir, se terminan privilegiando los objetivos de la contraloría. En otras palabras, como no hay carrera pública y no se les reconoce por “hacer bien tu trabajo”, se terminan realizando acciones dirigidas a satisfacer el objetivo de hacer (o no hacer) las cosas para que la contraloría no los castigue, lo que termina siendo claramente ineficiente desde la mirada del Estado. Así, se termina gastando mucho tiempo y dinero en preparar informes y contratar consultorías para que quede evidencia de que el funcionario hizo (o no hizo) lo que tenía que hacer y que más bien fueron las otras instancias gubernamentales o privadas las responsables de que no se haya avanzado en el proceso. Por su parte, las “otras” instancias harán exactamente lo mismo. De esta manera, se terminan dilatando o paralizando los procesos, ya que prevalece la cultura del miedo.

¿Cuál es la solución? Es cierto que el control es importante y es evidente que sería ideal permitir a la contraloría detener procesos de adquisición o compras del Estado en el control preventivo y no después cuando ya no hay mucho que hacer. Pero también debería tener un rol más proactivo. La contraloría debería participar, junto a otras instituciones, en los grandes procesos de promoción de la inversión privada, es decir, en los llamados megaproyectos. Así, cada vez que se tenga que tomar una decisión económica complicada, los funcionarios de los ministerios, del regulador y de Pro Inversión tendrían el “aval” de la contraloría. De esta manera, la revisión y comprobación de la aplicación de las normas legales, reglamentarias y estatutarias y su evaluación desde el punto de vista jurídico y económico estarían garantizadas. De esta forma, la parálisis del funcionario o la contratación absurda de consultorías para justificar la decisión adoptada desaparecerían.

Dejemos que los técnicos hagan su trabajo y tomen las decisiones económicas desde el punto de vista de la eficiencia y la eficacia y que la contraloría verifique la legalidad y oportunidad de la decisión. Que sea un acompañante y vigilante y no el “cuco” de nuestros funcionarios. Esperemos que en este gobierno la cultura del miedo desaparezca, pues es una de las principales causantes de las trabas burocráticas de nuestro Estado.

José Luis Bonifaz – Director de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico

Fuente Diario El Comercio

Artículos relacionados

5 Comments

  • WILMER , 19 agosto, 2016 @ 12:14 pm

    Es la presión política que ejercen los Titulares de los pliegos los que obligan a los funcionarios integrantes de un Comité Especial a cometer actos contra la normatividad de contratación pública. Por eso debemos hablar de la “Cultura de Culpabilidad” implantada en la Controlaría General de la República, contra todo funcionario público que ha participado en los procesos de contratación, es decir; los funcionarios de la Contraloría, cuando ejecutan una acción de control, aún sin haber visto documentos de algún proceso, ya vienen con varias hipótesis de culpabilidad contra cualquier funcionario. Estos actos ya inciden en sus actuaciones y son puntos en contra de cualquier funcionario desde antes que se inicie la acción de control. Podemos concluir diciendo: QUE LA CULTURA DEL MIEDO, tiene una causa que es LA CULTURA DE CULPABILIDAD que la Contraloría General de la República maneja como el único recurso adjetivo para dar inicio a sus actos de control posterior.

  • MARY CABRERA , 16 agosto, 2016 @ 2:39 pm

    NO SOLO EN LOS MEGA PROYECTOS , TAMBIEN EN LOS MENORES COMO LAS ADQUISICIONES DE LAS ENTIDADES PUBLICAS COMO SALUD REGIONAL X EJEMPLO QUE SIEMPRE SON MONOPOLICAS, SIN DAR OPCION A OTROS POSTORES ..Y SOBRE VALORAN LO QUE VAN ADQUIRIR… EN ESTO NUNCA ESTA PRESENTE LA CONTROLORIA.. DESAPARECE.. NI SIQUIERA LA OCI ….AYYAYAY..

  • FERMIN MORALES ESPINOZA , 12 agosto, 2016 @ 2:45 pm

    Fermin
    Muy buenos comentarios, pero no hay que olvidar que los señores de la CGP también son empleados públicos y por lo tanto a igual que los actores de las entidades que participan en los procesos de selección tendrían que ser auditados, en este contexto que organismo de control se encargaría de hacerlo.

  • Ricardo , 27 julio, 2016 @ 10:18 am

    Excelentes aportes del sr. Bonifaz, la contraloría debe ir de la mano con el OSCE y los gobiernos, al menos en éstos MEGAPROYECTOS, sería ideal que estén presentes en todos los procesos de contataciones.

  • Ramiro , 26 julio, 2016 @ 5:50 pm

    Acertada la apreciación, lo que también debe agregarse es la precariedad laboral de los servidores públicos, que ante la incertidumbre optan por la cultura del “no me meto en problemas” y dejan de hacer lo que tienen que hacer. La mayoría afirma [no vale la pena].

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »