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Municipios, vecinos y empresas, por Rolando Arellano

Municipios, vecinos y empresas, por Rolando Arellano

Muchas personas comentaron mi columna anterior sobre el monopolio mal ejercido de algunos gobiernos municipales, diciendo que las empresas sufrían de ese abuso con mucha más frecuencia que los ciudadanos. Eso ocurre porque los ciudadanos, y quizás también algunas autoridades, no hemos comprendido la importancia que las empresas tienen para el bienestar de la comunidad, y no las apoyamos. Veamos.

¿Un gobierno municipal debería preocuparse de las empresas? Sí, pero siempre teniendo en cuenta que su prioridad debe ser el bienestar de los vecinos, que esperan de éste servicios de limpieza adecuados, atractivos parques y jardines, pistas en buen estado, y fomento a la educación y la cultura, entre otras funciones.

¿Y por qué son importantes las empresas? Porque ellas son fundamentales para ese bienestar vecinal. Lo son primero porque se necesitan empresas que financien y construyan las viviendas para las familias de la zona. Adicionalmente, porque los ciudadanos necesitan servicios como mercados, escuelas, comercios, restaurantes o peluquerías para vivir cómodamente, además de empresas que generen puestos de trabajo que les den ingresos.

Pero además porque al pagar impuestos municipales más altos, las empresas, restaurantes o edificios de oficinas ayudan a que los vecinos paguen menos para mantener los bienes comunes. Es por ello que en los países con buena tradición de gobierno municipal una importante labor de los alcaldes es atraer a las mejores empresas a sus ciudades, favoreciendo las construcciones y la apertura de negocios para generar un círculo virtuoso de empresas productivas y ciudadanos satisfechos.

Desgraciadamente eso no ocurre en muchos de nuestros municipios donde las autoridades arreglan jardines, entretienen a adultos mayores y arreglan pistas (si las elecciones están cerca), mientras paralelamente, por ignorancia, descuido o mala fe, ponen trabas a las empresas. Ello porque los votantes no las defendemos pues no somos conscientes, por ejemplo, de que una demora de tres años en sacar una licencia de funcionamiento implica tres años de trabajo, bienestar e impuestos que las empresas no aportan a la sociedad.

Y es por eso que en las próximas elecciones municipales los ciudadanos esclarecidos y las empresas responsables deberíamos exigir que los candidatos expresen cómo plantean promover el aporte de las empresas a la comunidad, y fomentar el voto hacia quienes tengan allí una posición práctica, coherente y responsable. Así los vecinos ganaremos bienestar pues las empresas honestas podrán aportar más a nuestro desarrollo, y comenzaremos a cerrar las puertas a la ineficiencia o corrupción municipal, esa que muchos hemos vivido o visto ocurrir muy cerca de nosotros.

Fuente El Comercio

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