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Óscar Espinosa, empresarios por la integridad: “Que empiece a rodar la bola de la honestidad”

Óscar Espinosa, empresarios por la integridad: “Que empiece a rodar la bola de la honestidad”

El primero de la clase, el joven que alcanzaba la excelencia. “Chancón y formalito”, se define. Era el estudiante Óscar Espinosa. Pero también se rebeló. En la segunda mitad de la década del 50, las huelgas universitarias eran moneda común. Y el alumno de Ingeniería Civil en la UNI alzó la voz. “Un día me paré y dije: ‘Vamos a hacer una huelga, no puede ser que tengamos que aceptar un profesor que no viene a clases’”, recuerda y no paró hasta ser presidente de la Federación de Estudiantes del Perú. La dirigencia estudiantil se debatía entre apristas y comunistas. Él estaba al medio, entre ambos fuegos, protestando por temas netamente estudiantiles. Acabó la universidad y partió al extranjero a seguir aprendiendo.

Siguió Economía, pasó por Harvard y regresó. Su primer empleo fue ser gerente general de una empresa del sector público, donde estuvo 20 años. Hoy es presidente ejecutivo de Ferreycorp, donde lleva cuatro décadas. Y su lucha ya no está en las aulas, sino en el sector privado, enfrentándose a la corrupción: es parte de la asociación civil Empresarios por la Integridad.

No solo se ha dedicado a trabajar. Tiene cinco hijos, diez nietos, 66 años de matrimonio y 80 años de edad. Adelanta que la jubilación ya piensa en él. Mientras tanto, me recibe en su oficina. “A la orden, señor Palacios”, empieza.

-¿Qué es ser un empresario por la integridad?

Ser un empresario convencido de que en la vida no todo es dinero; hay que tener valores. Y los valores empiezan con la honestidad, la corrección.

-Sin embargo, muchas veces el empresario está asociado exclusivamente al dinero.

No se oponen. Dinero bien hecho, bienvenido. Pero dinero a cualquier precio, no, porque tendríamos que justificar a los narcotraficantes y a los mafiosos. Ganar dinero no es difícil, hay que ganarlo cumpliendo con las obligaciones. Un empresario tiene la obligación sagrada de crear empleo, luego debe contribuir con el Estado pagando sus impuestos y tener responsabilidad social.

-Hemos llegado al extremo de que ser corrupto es rentable.

Es que nadie se ha puesto a pensar que ser honesto es más rentable que ser corrupto. La cantidad de dinero que las empresas gastan en corrupción es impresionante. La corrupción significa sobrecostos. Cuando Odebrecht se lleva los cientos de millones de dólares extras y coimea, alguien los paga, esa plata es mal habida. La corrupción siempre implica perdedores. Cuando una empresa le paga una coima al Estado, alguien lo está pagando. Y el Estado somos nosotros. Cuando el Estado paga sobreprecios por una licitación, los pagamos usted y yo.

-¿Dónde nace la coima?

Tiene un origen muy lejano y largo en el Perú, desgraciadamente. Hay coima intencional y legal. La primera es la de una persona que se gana una licitación pagando un sobreprecio, pero la legal es la que paga el pequeño empresario que quiere hacer negocios. Quiere ser legal, pero lo obligan a pagar coimas para poder ser legal.

-¿Y qué hacemos?

Hay que limpiar el país. Empresarios por la Integridad es un núcleo chico todavía, pero una vez que tengamos muchas empresas certificadas, la idea es que estas a su vez obliguen a sus proveedores a certificarse y estos hagan lo mismo. Así se forma una red de empresas que no quieren coimear. Debe haber una moral y ética que sobrepase los negocios. Tiene que empezar a rodar la bola de la honestidad. El ejemplo ayuda.

Parte de ese ejemplo es no contratar con empresas vinculadas a la corrupción.

¡Por supuesto! Por eso hemos diseñado un sello que se llama cero soborno. Las empresas tienen que estar calificadas. La reputación se vuelve buen negocio.

A los 80 años, mira hacia atrás, ¿y qué piensa?

Quisiera sentir que he contribuido en algo. He hecho todo lo que pude hacer. Soy firme creyente y creo que siempre está la mano de Dios en las cosas. Y me debo haber equivocado muchas veces.

-Usted dice que equilibrio y límite lo definen. ¿Cómo así?

El límite muchas veces lo dejamos fuera de nuestras ecuaciones. Todo tiene un límite. Esta conversación lo tiene.

-Pero también se dice que el cielo es el límite.

No somos Dios, somos humanos. Hay una noción de límite que hoy no se tiene presente. Se come sin límite, se está en Internet sin límite. Pero el límite existe.

-Es saber que algo se va a agotar irremediablemente.

Y adoptarlo como parte del diseño de la vida de uno y no solo esperar que ocurra. El límite lo fija cada uno. Pero usualmente vivimos sin límites.

-Los recursos naturales también tienen un límite.

Más desperdicio de recursos naturales, más riesgo de vida futura. El límite es la base de la honestidad y la anticorrupción.

-¿Y el equilibrio?

¿De qué nos valen los grandes intelectuales si son malos ejecutando? ¿De qué nos valen los ejecutivos si son malos pensando? Equilibrio significa tener fondo y forma. Saber pensar y saber actuar. El equilibrio es una virtud a la cual hay que llegar algún día. Hay gente apasionada que mata por falta de racionalidad. Hay gente excesivamente racional que no tiene ningún sentimiento. Equilibrio entre sentir y pensar. Se puede encontrar un equilibrio entre hacer las cosas correctas y ser exitoso; me he tomado 40 años en demostrarlo.

-¿Qué le gana a usted: lo racional o el sentimiento?

La tendencia de la pasión es mayor que la razón. Pero hay que poner freno.

-¿Qué lo apasiona?

La alegría de vivir.

-Los 100 años de vida no serán un límite.

Yo creo que, como en el fútbol, a los 80 años se acaba el partido, y ahí empieza el tiempo suplementario hasta los 90 años, que comienzan los penales (risas).

AUTOFICHA

“-Soy Óscar Guillermo Espinosa Bedoya. Nací en Lima, en el distrito de Jesús María, donde viví toda mi juventud, en la casa de mis padres. Éramos tres hermanos y yo me fui a estudiar a los 20 años, y ya no regresé porque me casé. Vivo agradecido a los jesuitas, porque su formación me marcó de por vida”.

-“En el extranjero estudié en Carolina del Norte, donde seguí Ingeniería Civil. Con el tiempo, en Italia estudié Desarrollo Económico. Luego un curso de Economía en la Universidad de Colorado. Saqué un máster en Economía en Harvard y un máster en Business en la U. de Piura”.

-“Me gusta la música y los libros; ahí sí soy poco equilibrado. Escucho música clásica, tengo una colección increíble. Leo historia del Perú, estoy en la República, el año 30, para asustarme de la barbaridad que hemos hecho en este querido país, qué locura. Quien no conoce de historia corre el riesgo de repetirla”.

Fuente Perú21

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