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Percepciones sobre la corrupción, la columna de Martín Tanaka

Percepciones sobre la corrupción, la columna de Martín Tanaka

La encuesta de diciembre del Instituto de Estudios Peruanos, dedicada a la percepción que tenemos los peruanos sobre la corrupción, contiene información de mucho interés.

En general, tenemos una pobre opinión sobre nosotros mismos: un 93% considera que los peruanos cumplimos poco o nada las leyes; 82%, que somos poco o nada conscientes de nuestras obligaciones; y un 55% considera que toleramos bastante o mucho la corrupción. Nuestra percepción es que –de una encuesta anterior, de octubre de 2013, a la de diciembre del 2018– ha aumentado el porcentaje de peruanos frecuentemente involucrados en conductas corruptas: dando “propinas” para evitar el pago de multas, usar influencias para obtener atención más rápida en servicios públicos o no denunciando casos de corrupción.

¿Por qué no se denuncian actos de corrupción? La mayoría de las respuestas apunta a limitaciones en el Estado: 73% considera que denunciar es peligroso; 62% lo considera complicado; y un 60%, inútil, porque “igual no pasa nada”. Correlativamente, para combatir la corrupción la principal medida sería “facilitar las denuncias judiciales” (44%).

La corrupción es un problema muy serio en el país: un 89% considera que está “bastante o muy extendida”; lo está en la adjudicación de obras públicas (para un 76% de los encuestados) y en las comisarías (73%) por encima de otros ámbitos. Se halla “bastante o muy extendida” con el Congreso (para el 88% de los encuestados), en partidos políticos (86%), gobiernos regionales (82%) y Poder Judicial (81%). También más de un 80% considera que está “bastante o muy extendida” entre congresistas, políticos, y jueces. En otras palabras, políticos y jueces aparecen como los más comprometidos en problemas de corrupción. El Apra, Fuerza Popular y el Partido Nacionalista aparecen como los partidos más asociados a estos problemas. A pesar de la renovación de autoridades políticas en las regiones, el 68% considera que “continuarán los problemas de corrupción”.

Pese a la queja frente a los problemas de corrupción, hay en un porcentaje significativo de entrevistados cierto fatalismo: un 41% votaría o podría votar por un candidato con acusaciones de corrupción, ya sea porque no se presentan mejores opciones como por otras consideraciones “pragmáticas”. Más específicamente, un 26% podría votar por un candidato que “en el pasado ha mostrado ser eficiente su gestión, aunque haya tenido también acusaciones de corrupción”; 24% por quien “ofrece puestos de trabajo a quienes lo apoyen en la campaña electoral”, pero solo un 10% por quien “regala cosas en la campaña electoral”.

La encuesta se aplicó del 7 al 12 de diciembre, y los entrevistados en ese momento exhiben bastante escepticismo: solo un 17% considera que “están pasando cosas que permiten tener esperanza”; 38% cree que la corrupción solo se podrá solucionar “mediante políticas de mano dura, aunque eso implique violar las leyes y procedimientos”; y un 37% piensa que “nunca se podrá solucionar”.

Considerando los acontecimientos de los últimos días, ¿las percepciones ciudadanas habrán cambiado? Seguramente habría aumentado la percepción de que el problema de la corrupción es un fenómeno generalizado y también de que la impunidad podría estar en retroceso. Sin embargo, esto está todavía por verse, considerando lo iniciales que están los procesos en estos casos, la mayoría en fase preliminar en el campo de la fiscalía, sin que haya acusación formal o iniciado propiamente los juicios. Con todo, se está jugando en estas semanas la posibilidad de iniciar un punto de quiebre.

Fuente El Comercio

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