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Un modelo para el futuro, por Angus Laurie

Un modelo para el futuro, por Angus Laurie

Ayer salió una noticia en El Comercio que reveló que durante el gobierno del ex presidente Ollanta Humala habría existido un grupo conocido como el ‘club de la construcción’. Se presume que este habría operado como una “concertación ilícita de empresas constructoras para repartirse las obras adjudicadas por el MTC” y que pagó coimas para ganar contratos durante el gobierno humalista.

Es importante mencionar que las empresas involucradas todavía no han enfrentado un juicio. Incluso, la orden de detención preliminar de los gerentes de algunas constructoras, junto con el ex asesor del Viceministerio de Transportes y Comunicaciones, no ha reducido el creciente sentimiento de que el Perú es un club de la corrupción, donde todos niveles del gobierno, desde los distritos hasta el gobierno nacional, están perdiendo su legitimidad.

En este contexto, uno de los pocos casos positivos en términos del proceso de la adjudicación de proyectos ha sido el de los Juegos Panamericanos del 2019. En abril del año pasado, el Comité Organizador de los Juegos Panamericanos Lima 2019 (Copal) firmó un acuerdo gobierno a gobierno con el Ministerio del Comercio Internacional del Reino Unido para que este último pueda proveer asistencia en el desarrollo de los Juegos. En su momento, Copal publicó en su página web que el acuerdo asegurará el legado de Lima 2019. Ahora, este documento está pagando otros dividendos.

En el año 2016, el Reino Unido fue considerado dentro de los 10 países menos corruptos según el CPI (Índice de Percepción de Corrupción) elaborado anualmente por Transparencia Internacional. El Perú, en cambio, se encuentra en el puesto 101, habiendo caído cada año desde el 2008, cuando estaba en la ubicación 72.

Actualmente, más allá de proveer asistencia técnica para lograr los Juegos y sus legados, el acuerdo gobierno a gobierno tiene un rol importante al prestar credibilidad y transparencia a los procesos de licitación y construcción dentro de un entorno peruano en que la corrupción parece endémica.Según Copal, parte del rol del Reino Unido en el acuerdo es permitir una ejecución eficiente, transparente y competitiva de las licitaciones y concursos.

Dado el contexto, ahora más que nunca, parece que el involucramiento de un tercero en la supervisión de los Juegos ha sido una decisión muy sabia por parte del presidente de Copal, Carlos Neuhaus. Quizás debido a esto, Lima 2019 parece ser uno de los pocos grandes proyectos del Estado que están avanzando.

Más allá de unas válidas críticas técnicas sobre el planeamiento de los juegos, el evento ofrece un modelo importante de cómo estructurar contratos para nuevos grandes proyectos públicos, que podría darle credibilidad al gobierno y al sector de la construcción.

Fuente El Comercio

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