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Gobernabilidad y corrupción, por Ricardo Luna

Gobernabilidad y corrupción, por Ricardo Luna

La corrupción es la nueva amenaza transnacional en América Latina. Las redes de corrupción atraviesan fronteras, partidos políticos y diferentes niveles gubernamentales, involucrando incluso a diversos ex presidentes. Su extensión erosiona la gobernabilidad democrática en la región y la capacidad estatal de satisfacer las necesidades socioeconómicas de las poblaciones. La ciudadanía demanda que los gobiernos prioricen el combate contra la corrupción y la impunidad.

Las amenazas transnacionales requieren respuestas multilaterales y cooperación internacional. La fuerza corrosiva de la corrupción sistematizada impone la necesidad de reaccionar de manera concertada. El Gobierno Peruano ha asumido la responsabilidad de encarar ese desafío. Ha logrado que el tema central de la Cumbre de las Américas que se realizará en Lima, en abril próximo, sea gobernabilidad democrática y lucha contra la corrupción.

La iniciativa diplomática peruana implica desarrollar la temática anticorrupción en la agenda regional e identificar las medidas que serán objeto de análisis y debate presidencial en la cumbre continental. La tarea inmediata requiere contar con el concurso de entidades públicas, organizaciones de la sociedad civil y gobiernos extranjeros. Es preciso canalizar los preparativos y las reuniones previas para lograr que las discusiones dentro del marco de la Cumbre de las Américas produzcan resultados concretos. El objetivo fundamental es que el encuentro de los jefes de Estado americanos en Lima constituya un avance significativo para combatir con éxito la epidemia de corrupción extendida a través de toda la región.

La impunidad ante la corrupción debilita la capacidad estatal de garantizar el imperio de la ley y la estabilidad jurídica, socava la legitimidad social de las instituciones democráticas y desalienta la inversión pública y privada. Por ello es imprescindible encarar el desafío regional de concertar acciones efectivas para recomponer la confianza entre los estados y nuestras sociedades e impulsar la cooperación intergubernamental para combatir la corrupción.

El Perú ha propuesto tomar como punto de partida los instrumentos jurídicos regionales vigentes: la Convención Interamericana contra la Corrupción y la Carta Democrática Interamericana. A partir de ahí diversas alternativas de acción son factibles, inclusive evaluar la opción de constituir a mediano plazo una corte interamericana anticorrupción. La tarea inmediata es encauzar la voluntad política regional, uniendo esfuerzos de las entidades estatales y la sociedad civil, hacia el objetivo de asegurar que la próxima Cumbre de las Américas tenga éxito para enfrentar la amenaza de la corrupción a la gobernabilidad democrática.

No podemos perder la oportunidad que provee reunir en Lima a todos los jefes de Estado de la región. Urge corregir los errores efectuados y vencer los obstáculos que limitan las capacidades de enfrentar la corrupción y la impunidad con eficacia. El Perú ha planteado ese reto a los gobiernos de la región. También ha asumido la responsabilidad de encabezar los trabajos preparatorios para lograr que respondamos a dicho reto con convicción y decisión.

Fuente Diario El Comercio

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