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La corrupción: una forma de Stress, ansiedad, depresión y violencia

La corrupción: una forma de Stress, ansiedad, depresión y violencia

Vivimos tiempos de corrupción, esta se ha comprobado en las altas esferas del Poder Judicial y de otros poderes del Estado, donde un grupo cada vez más abundante de funcionarios públicos, ha traicionado al país que depositó sus mejores expectativas en las personas hoy denunciadas por corrupción y que se han beneficiado con hechos y realizado comportamientos al margen de la ley.

Y esta situación ya nos pasa la factura, nuestra salud mental se ve afectada intensamente. La salud mental entendida como un estado de bienestar con componentes biológicos, psíquicos, sociales y espirituales se perturba de tal manera que hechos como los que vemos diariamente expuestos en los medios de comunicación nos frustran y nos generan stress, fastidio, ansiedad, depresión, irritabilidad e incluso violencia.

La desesperanza y la anomia se apoderan del país, la desorganización social  y el comportamiento individualista como consecuencia de la falta y la incongruencia de normas sociales, se convierten en características frecuentes. Se cree que todo está mal, que todo está podrido y cada uno comienza a vivir su vida con sus propios códigos de conducta en beneficio personal o de grupo, dejando de lado lo colectivo y lo sano.

Inclusive hasta se plantean alternativas extremas para cambiar esta situación como el cierre del Congreso de la República y la convocatoria adelantada de elecciones presidenciales que aunque están contemplados en nuestra Constitución deben evaluarse bien antes de plasmarse.

No participar en actos de corrupción es difícil pues ésta se ha instalado en nuestra sociedad de manera extensa, la utilizamos para hacer un trámite, para comprar un bien, para ganar un concurso, una licitación, para evadir impuestos y así en innumerables actos de nuestra vida cotidiana y lo hacemos en presencia de nuestros hijos quienes aprenden estas malas formas y las utilizan apenas tengan oportunidad.

Nos corresponde asumir una conducta positiva, denunciar la corrupción en todo sitio donde nos encontremos y ser el ejemplo de conductas trasparentes y sanas.

Evidentemente es más grave en tanto más alto se encuentra el corrupto en las esferas del poder y decisión en la vida social. Por eso es que debemos ser exigentes en la demanda de que los funcionarios corruptos sean sancionados duramente. La justicia es reparadora cuando se hace de manera correcta y termina sentenciando oportunamente a quienes han cometido delito de corrupción.

Fuente La República

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