La indiferencia de las autoridades norteñas ha quedado en evidencia frente al estado deplorable en que se encuentran los principales escenarios deportivos de la ciudad de Piura y Lambayeque.
Ya son varios años que los deportistas tienen que ingeniárselas para poder practicar sus disciplinas, pues la infraestructura estatal no puede ser usada como corresponde.
En Piura el estadio Miguel Grau y el coliseo Gerónimo Seminario (ambos administrados por el Instituto Peruano del Deporte – IPD) se encuentran cerrados por recomendación de Defensa Civil, sin que alguien mueve siquiera un dedo para levantar las observaciones y lograr que se habiliten lo más pronto posible.
A esto se suma que en el caso del estadio Miguel Grau, su campo sintético ya cumplió el tiempo de uso, pues fue instalado para el Mundial Sub 17 del 2005. Es más, la Federación Peruana de Fútbol (FPF) le ha bajado el pulgar para competencias oficiales.
En Lambayeque el panorama es similar; en el 2012 debió ejecutarse un plan de remodelación del estadio Elías Aguirre para convertirlo en un gran complejo deportivo con miras a los Juegos Bolivarianos del año siguiente, pero por indicios de corrupción todo se frustró y la obra entró en arbitraje.
El IPD y el gobierno regional han hecho poco o nada por salir de esta situación, peor aún, ante la recomendación del Ministerio Público de cerrar el recinto por riesgo en su estructura, ahora nadie puede ingresar para realizar actividad deportiva.
Esta situación requiere ser atendida de manera inmediata, pues se siguen afectando los deportistas, quienes tienen que recurrir a alquilar recintos privados para practicar el deporte, mientras que estas ciudades siguen en el atraso.
CLAVE
Polideportivo. Tanto en el estadio de Chiclayo como en el de Piura se pueden practicar otros deportes debido al terreno que ostentan.
Fuente La República
