No es una novedad que las obras que se construyen a nivel nacional tengan deficiencias técnicas, tampoco es una novedad que para la ejecución de esas obras casi nunca se respeten los parámetros de inversión y, sobre todo, es una “costumbre” que los ejecutores soliciten adicionales de presupuestos para culminar con los proyectos de inversión.
Aquí, sinceramente, los culpables para que se vean obras en mal estado o deterioro prematuro, son los profesionales encargados de la ejecución de las obras civiles y, sobre todo, recae el mayor peso por inacción a los encargados de la supervisión.
Luego recién podemos decir que la administración y los órganos de infraestructura y contrataciones pueden hacer valer los términos de referencia del expediente técnico, que dicho sea de paso, en todo este procedimiento, existe una “mafia” bien organizada, donde siempre el Estado sale perdiendo.
En referencia a las obras civiles ejecutadas por el programa Trabaja Perú, el problema radica en que todo parte por un convenio, donde los contratantes tienen que cumplir con algunos aspectos técnicos o económicos, pero culminada la obra y la pésima ejecución de un sistema de gradas, incluso construido sobre el ya existente, pese a que en el expediente técnico se había previsto la construcción de una nueva obra civil, debe ser considerado como una causal de sanción contra el ingeniero residente y el supervisor. En este aspecto, las leyes claramente definen los delitos cometidos por funcionarios y la omisión es sancionada penalmente.
Es este aspecto, en especial la Municipalidad Provincial de Puno, mediante los órganos pertinentes, deben hacer cumplir la ley y, si fuera posible, denunciar a los infractores del cumplimiento contractual, porque no puede ser posible que los “mafiosos” ingenieros hagan del ingenuo una especie de “robo”.
Esperamos que muy pronto la autoridad municipal de Puno se pronuncie oficialmente sobre las obras ejecutadas por el programa Trabaja Perú, porque es necesario limpiar de la administración pública a los ingenieros “mafiosos” que nunca están en las obras donde tienen responsabilidades, tienen entre sus manos más de cinco proyectos de inversión, utilizan materiales defectuosos o en reducida proporción, etc. Entonces, se tiene como resultado obras que se malogran en unas semanas luego de ser inaugurados, y son un peligro para la sociedad civil.
Fuente Los Andes – Escribe: Rolando Waldo Gómez Poma
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