Atrapado y sin salida. El testigo Javier Silva Chueca reveló que fue el mismo Alejandro Toledo quien negoció la compra de la oficina en el edificio Omega, poniendo en evidencia que el líder de Perú Posible entró en una pirámide de dolosas mentiras.
La persona con la que se negoció fue el señor Toledo, incluso recibí una llamada de él. Sin embargo, la que figuró en el contrato, en la minuta, fue la señora (Eva) Fernenbug, reveló el representante de Actualisap Consultores ante la comisión investigadora del Parlamento.
Es decir, Toledo no solo sí conocía las millonarias transacciones que se realizaban con los oscuros millones de la empresa constituida en Costa Rica, sino que disponía de ellos a su antojo y real gana, dijo el legislador Julio Gagó, al revelarse que se dio el lujo de ofrecerle cerca del doble del precio de compra al dueño de la oficina para que salga y se la deje.
Silva Chueca reveló que el inmueble le costó a su empresa 497.000 dólares, pero Toledo les pagó 882.000 dólares, cifra a la que se llegó porque existía la negativa a la venta. Sin embargo, pagar el doble del precio por inmuebles, como también se hizo en la casa de Las Casuarinas, iría más lejos de la vanidad, sino generó otra hipótesis de investigación.
Heriberto Benítez advirtió que esta clase de operaciones son clásicas en los casos de lavado de activos y se utiliza para esconder el dinero.
Cuando fuimos a cerrar el trámite a la notaría recién nos enteramos que la señora Fernenbug era la compradora, acotó Silva Checa.
El presidente de la Comisión de Fiscalización, Vicente Zevallos, adelantó que con los testigos Luis Arbulú y Luis Eskenazi, se dio por agotada la invitación formal. A partir de hoy la presidencia está autorizada para librar los apremios necesarios para conducirlos de grado fuerza a una próxima sesión, dijo.
Fuente Diario La Razón
