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La corrupción y los mecanismos de mercado [Opinión]

La corrupción y los mecanismos de mercado [Opinión]

Detrás de cada proceso de contratación de un servicio o la compra de un bien hay espacio para la corrupción. Mientras más poder tenga quien compra, mientras menos tenga que rendir cuentas a terceros y mientras más ineficaz sea el control, mayor será el espacio para la corrupción.

Si el jefe de la oficina de compras no tiene que seguir procedimientos previamente establecidos, más fácil será que un proveedor quiera ganar esa cuenta que hoy no tiene, comprando la decisión de dicho funcionario.

Si dicha entidad no tiene que informar sobre quiénes son sus proveedores, o si no tiene que mostrar el costo unitario de los bienes que compra, la corrupción estará a la vuelta de la esquina.

Es una buena práctica en el sector privado exigir a todos los funcionarios con poder de decisión que pasen con cierta frecuencia por una verificación de su calidad crediticia con el sistema financiero. Si una persona tiene problemas financieros, será más probable que quiera resolverlos aprovechando su poder de decisión. Aquí lo que importa es la verificación constante. De poco sirve si esta es infrecuente o si no se informa a los funcionarios lo que se está haciendo.

En general, es más fácil que la corrupción aparezca de una transacción poco competitiva, donde el que decide el resultado de la transacción tiene un gran poder discrecional. Por ello, se utilizan con frecuencia esquemas de subastas para intentar reducir los espacios a la corrupción, pero estos no son infalibles. Por ejemplo, se pueden establecer requisitos que muy pocos proveedores potencialmente pueden cumplir, sesgando de esta manera el resultado de la subasta.

Para que una subasta sea un buen mecanismo de competencia y no existan favoritismos de parte de quien elige al ganador, se necesita establecer un mecanismo de revelación simultánea de información que permita al Estado que los interesados revelen el precio más bajo que están dispuestos a ofrecer por un servicio. Eso requiere, muchas veces, ofertas con sobres cerrados o anonimato de las ofertas.

En esa misma línea, para que en efecto exista competencia, se necesita promover activamente que haya más postores en una subasta. Esto exige al Estado agregar demanda de sus pedidos para que la competencia sea mucho mayor. Esto no es fácil porque requiere uniformar pedidos, estandarizar demandas y sobre todo coordinar oportunamente entre entidades del Estado. El rol de Perú Compras aquí es crítico. Pero aquí el Estado también debe aprender del sector privado una lección.

En el sector privado nosotros valoramos un proveedor que es recurrentemente cumplido, que siempre hace un buen servicio. Muchas veces le extendemos el plazo de su contrato; otras, le acortamos el plazo del pago de sus facturas. Es cierto que esto introduce un trato diferenciado. Pero los contratos no solo son una combinación de palo y zanahoria, sino de poner los incentivos para que los actores involucrados hagan lo que está en el mejor interés del Estado.

Fuente El Comercio

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