El Perú ya está padeciendo los efectos de un nuevo fenómeno El Niño costero y deberíamos estar preparados, o mejor dicho prevenidos, para amenguar las consecuencias de un evento natural que periódicamente se repite en nuestro litoral. Tumbes y Piura, además de otras regiones de la costa peruana, vienen sufriendo millonarias pérdidas con el paso de este aluvión de agua y fango que en su recorrido deja muertos, damnificados, desolación y hambruna.
Desde el año 2017, la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) es la entidad encargada de implementar el Plan Integral de Reconstrucción con Cambios (PIRCC) para restituir toda la infraestructura física dañada y destruida por el fenómeno de El Niño costero en 13 regiones del país: Áncash, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica, Ica, Junín, La Libertad, Lambayeque, Lima, Loreto, Piura y Tumbes. Por lo menos eso es lo que dice su página oficial.
Sin embargo, ante la lentitud y burocracia del aparato estatal en el Perú, y buscando la fórmula para acelerar la ejecución de las obras de la ARCC, el 22 de junio de 2020 –durante la presidencia de Martín Vizcarra- se suscribió un acuerdo de gobierno a gobierno (G2G) con el Reino Unido.
Aporte británico
El acuerdo G2G fue implementado por el UK DeliveryTeam (UKDT), consorcio de empresas británicas que brindan asistencia técnica a la ARCC para el desarrollo de algunos proyectos, revisión de ciertos estudios, etc. De esta manera, el UKDT aportó su experiencia a las prioridades establecidas por la ARCC en una cartera de 137 proyectos de un total de más de 1,000 que son supervisados por esa entidad.
El comunicado oficial de la Embajada del Reino Unido precisa que son 137 proyectos que han contado con su asesoría; sin embargo, hay que aclarar que a la fecha apenas 26 han sido culminados: dos del sector salud y 24 del sector educación (colegios).
Aquí un detalle que llama la atención ya que ningún proyecto culminado guarda relación directa con las urgencias de la población; ninguno tiene que ver directamente con las soluciones integrales que demandan las consecuencias de los eventos naturales o llamados coloquialmente “desastres naturales”.
La solución integral consiste en realizar intervenciones en las partes alta, media y baja de las cuencas. Además de encauzarlas, se instalarán presas, defensas ribereñas, reforestación, zanjas de infiltración, terrazas, entre otras acciones, vale decir las funciones principales en la que debería enfocar su labor la ARCC.
“El objetivo es que las cuencas se conviertan en zonas turísticas y agrícolas que generen puestos de trabajo. Es decir, al pasar del problema a la oportunidad de gestionar los ríos, se pondrá en valor las áreas recuperadas para otras actividades. Las soluciones definitivas nunca han sido abordadas por ningún gobierno central y su importancia radica en que cambiará la vida de muchos peruanos. Estas megaobras, cuya ejecución tomará en su conjunto entre 3 y 4 años, demandarán ingentes recursos financieros que marcan la diferencia de lo que representa una verdadera reconstrucción con cambios”, detalla la web de la ARCC.
Millonarias asesorías
¿Qué pasó con el resto de proyectos? La ARCC envió un documento oficial a la redacción de EXPRESO en el cual se detalla que más de 100 de estos todavía se encuentran en proceso de ejecución.
Estas asesorías habrían costado unos 600 millones de dólares al Perú, dinero que habría salido del bolsillo de todos los peruanos y cuya ruta resulta al día de hoy una gran incógnita. Nadie precisa cuáles fueron las condiciones del contrato y muchas voces piden la intervención de la Contraloría General de la República.
Por Miguel Rodríguez
Fuente Expreso
