El presidente Pedro Pablo Kuczynski dice que hay que darle vuelta a la página, refiriéndose al escándalo de megacorrupción de Odebrecht, pero es difícil hacerlo cuando la siguiente hoja tiene otro capítulo funesto. Hasta podemos hablar de tomos. Entonces, no es bueno hacer borrón y cuenta nueva. No sirve de nada.
Como el gasfitero, no solo debe ver dónde está la fuga de agua sino qué origina la misma. Lo mismo pasa con la corrupción nuestra de cada día. No se trata de darle vuelta a la página o pensar en el día después de la tormenta. La gente quiere respuestas, quiere calmar su sed de información. Por eso, el gobierno debe aportar detectando dónde está el problema y cuál es la solución.
Considero que nuestro sistema anticorrupción no funciona porque -lo he dicho varias veces- creemos en la unilateralidad de las coimas o pecamos de confiados en el sector privado. ¿Por qué no sirven a cabalidad los órganos de control interno de cada entidad pública? ¿Marcha bien el Organismo Supervisor de Contratación del Estado (Osce)?
Por ejemplo, muchas veces las empresas y sus representantes, una vez que pierden una licitación pública de manera irregular, se atreven a contar el proceso amañado. Pero, no demandan ante el tribunal del Osce sino ante la prensa, que poco o nada puede hacer ante los funcionarios corruptos, salvo difundir la información.
Además, para pedir una rectificación ante el tribunal del Osce, la empresa que perdió debe abonar una caución, equivalente a un porcentaje relacionado al monto total de la licitación en cuestión. Y no solo eso. Si el organismo supervisor decide darte la contra, chau dinero. Gracias. Me quedo con tu platita. Así las cosas, ¿quién se atreve a denunciar?
En esa hoja que el mandatario quiere pasar, como quien tira un chicle para meterse otro a la boca, podemos escribir cómo deben ser las cosas para reducir los sobornos a funcionarios públicos y privados de todas las escalas. Por algún lado de ese papel debemos empezar.
Fuente Diario Correo
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