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Confiep: «Hay que hacer leyes con dientes contra los corruptos»

Confiep: «Hay que hacer leyes con dientes contra los corruptos»

confiep_hay_que_hacer_leyesEl presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), Alfonso García Miró, cree que el gobierno de Ollanta Humala ha rectificado y ha aprendido de la crisis.

El timonel de los empresarios peruanos conversó con «Desayunos de Actualidad» sobre la recuperación de la confianza de su sector y perfiló una agenda para que Estado y la sociedad civil sumen esfuerzos a fin de perseguir y sancionar a los corruptos.

Correo: El presidente Ollanta Humala dijo en Nueva York que ahora es la inclusión la que permite el desarrollo, y no al revés. Pero teníamos como axioma que el desarrollo económico permite financiar las políticas sociales. ¿Qué opina usted?

Alfonso García Miró: El orden de los factores no altera el producto. Hay diversos enfoques de desarrollo, pero mientras las variables adecuadas estén dentro de la fórmula, nos permitiríamos la licencia. Tratando de interpretar lo que dice el Presidente, aunque no soy traductor, diría que él discute la idea de que es suficiente el crecimiento con «chorreo» -esa mala palabra-, y yo en cierta forma estoy de acuerdo.

C: ¿Por qué no es suficiente?

AGM: Porque una acumulación exagerada de recursos sin una inversión adecuada, resulta siendo un crecimiento ineficiente. Desde otro enfoque, cuando el Presidente dice que no es suficiente el crecimiento sin inclusión porque no se genera desarrollo, lo interpreto desde un sentido económico: si el esfuerzo de crecer -que está liderando el sector privado- no se traslada adecuada y homogéneamente, vía el Estado, a los sectores más pobres, se dejará de generar -para el futuro- consumidores de los productos y servicios del sector privado que le pudieran permitir tener una mayor tasa de crecimiento. Si no hay inclusión, no solamente vas a generar un resentimiento, sino que no vas a tener capacidad de consumo para seguir generando esta maquinaria de crecimiento virtuoso en el país. Esa es mi interpretación.

C: El presidente Humala ha dado en una semana dos mensajes distintos. En Perumin, habló de apoyo a la minería, luego de que fue muy reacio a este sector en general; y en Nueva York ha dicho que depende de Conga invertir. ¿Cree que están dadas las condiciones para que la inversión se asiente en el país, considerando además los conflictos sociales?

AGM: Lo más importante en el funcionario público, más aún si es la persona que tiene más poder, es que tenga una actitud y coincida con los agentes económicos en cuáles son las principales fortalezas y oportunidades del Perú para el futuro. Mi impresión, después de leer varias veces su discurso en Perumin, es que a partir de Perumin tenemos un gobierno alineado con eso. Se ha llegado a un nivel de consenso y de madurez en los sucesivos puntos de vista de cómo desarrollar el país. Perumin ha bajado la bandera para desde ese momento tener a todos los agentes económicos y el Estado alineados adecuadamente con un tema tan complejo como la minería. No digo con todos los sectores, pero sí en este que es tan importante. Minería es «el» sector, como petróleo es con Arabia Saudita, como cobre es con Australia. Sobre la frase del presidente sobre Conga, nosotros lo hemos dicho también. Despolitizándola, estoy de acuerdo con el Presidente. El momento oportuno de Conga era cuando los precios de los minerales estaban en su mejor momento, y cuando los agentes financieros internacionales tenían disposición y había una tasa de interés adecuada. Ahí debió llegar el Estado y decir: «Pongo orden y a los antidesarrollo los neutralizo». Pero el mercado cambió y ya no está listo: los precios no están en el mismo nivel, la propensión de invertir es menor, los flujos de capital disminuyen y la atracción a financiar megaproyectos es mucho menor y a mayores tasas. Entonces ya no depende del Estado, efectivamente.

C: ¿Antes de Perumin el país iba en piloto automático?

AGM: Piloto automático es una definición más política, pero en el tema minero ocurrió que estamos gobernados por personas que no vienen del sector privado -y eso no tiene nada de malo-, no tenían conocimiento preciso de la economía y más bien venían del otro extremo, rodeados de mucha ideología y prejuiciados de mitos negativos; y se dieron con lo real, se dieron cuenta de que el carro es más chico, con la tracción más dura, y que no les queda otra que seguir manejando si queremos pagarle a los que están en la tolva. Las crisis ayudan a sincerar errores, y ello ha hecho que se agilice el proceso de toma de conciencia en el Gobierno. El Gobierno estaba en un proceso cómodo de desprejuiciamiento y el remezón de la crisis de commodities ha hecho que pase de la comodidad a la dureza.

C: El Presidente dijo que la crisis llegó al Perú. ¿Cómo fue interpretado por los empresarios en la práctica?

AGM: Interpretando objetivamente, y no políticamente, creo que quiso decir que ya tenemos resultados reales, para que ustedes, autoridades, empiecen a darse cuenta de que tienen que ser más eficientes y van a tener menos recursos; ya hay ejemplos de que a un país exitoso como el Perú le puede afectar una crisis que es de otros. Decir «ojo, hay esto». Políticamente puede haber querido adelantarse a neutralizar expectativas a quienes pedían aumentos y a ciertas autoridades que no iban a entender qué pasaba cuando sus cheques por canon sean mucho menores. Hay que tener cuidado con el manejo de las expectativas. La economía no es una ciencia exacta, la interacción de las transacciones económicas con las personas hace variar la economía. Al dueño de Conga no le afecta si le dices viene la crisis, porque tiene toda la información del mundo, pero sí al comerciante de heladería -o al que empuja la carretilla-, porque si estaba por comprar una máquina de helados, ya no lo va a hacer. Multiplicado por 200 mil, al final de seis meses esa decisión va a tener un impacto en la tasa de crecimiento.

C: ¿Y cómo está la expectativa de los empresarios?

AGM: Hay dos tipos de confianza: la de la opinión pública y la empresarial. El peor momento de la confianza empresarial de los últimos años fue obviamente la incertidumbre de la elección del Gobierno actual, pero a partir de ahí tuvo un crecimiento exponencial. Entre comienzos y mediados de este año hubo distintos sucesos -y no me voy a referir a ellos con nombre propio-, algunas discusiones innecesarias, que impactaron en las expectativas de todos. Hubo una retracción de la confianza por esas discusiones y confusiones públicas, y ahí cayó la confianza a un mínimo histórico en julio pasado. Entonces, hoy en día la confianza está peor que diciembre, pero mejor que julio. Se han dado compromisos, esfuerzos y correcciones del Gobierno en transmitir señales de que no va a ocurrir lo que pensábamos que iba a ocurrir.

C: Sobre la reforma del Estado y las inversiones, además de la Ley Servir, ¿avizora un cambio en ese tema?

AGM: Entre las reformas que tendrán más impacto en el mediado y largo plazo, en beneficio del país, está la Ley Servir, porque es un cambio en la filosofía de entender al Estado, y donde los funcionarios públicos van a tener que entender su función con la sociedad civil. Va a demorar, pero trae un cambio. Luego, en los temas de corrupción hay que trabajar mucho.

C: ¿Qué hacer en ese tema?

AGM: Hay que desmitificar el maniqueísmo de empresa privada y funcionarios corruptos, por un lado, y sociedad civil santa, por otro. Como en las empresas está presente el dinero, es más fácil de identificarla ahí, pero la corrupción es un problema transversal a la sociedad. Además, no es solo un problema del país. Es sí un problema gravísimo, y no es de moral: es un problema económico. Digo siempre que cuando me jubile, le quiero entregar a mi hijo un país desarrollado, y están dadas las condiciones para que eso suceda, pero si no nos ocupamos de la corrupción, no vamos a ser del mundo desarrollado y del siglo XXI nunca, porque el costo de la corrupción lo impide. La corrupción es una corriente contraria, anticompetitiva, porque usa un camino alterno a la competitividad, no fomenta la creatividad ni la productividad. ¿Y qué hacer? Leyes con dientes. Hoy hay leyes que castigan la corrupción, pero no son eficaces en la sanción. Segundo: fuerza del Estado para hacer cumplir la ley, porque de nada sirve sancionar si el Estado no hace cumplir la condena. Y reducir la discrecionalidad en todo el sector, porque el espacio que genera la discrecionalidad es el tamaño de la corrupción. Y aquellos delincuentes -porque los corruptos son delincuentes- buscan esa zona gris donde hay discrecionalidad y van a coimear para que un tercero le permita llegar más rápido que el que sí tiene derecho. Esas zonas grises hay que reducirlas.

C: ¿Se han identificado esas zonas de discrecionalidad?

AGM: Es fácil, y habría que hacer un inventario enorme. Y lo que hay que hacer es crear una institución, no quiero llamarla público-empresario, porque es más que eso: hay que incluir a la sociedad civil y participar todos. Esa institución, donde estén sentados todos, debe ser un grupo reducido, eficaz y con mandato vinculante. Ahí pones a gente reputada, intachable, y presentas el inventario. Lo que falta es un esfuerzo real, no declarativo.

C: ¿Hay voluntad del Gobierno para esto?

AGM: Creo que sí, y si no hay, habrá que forzarlo a que la tenga.

C: ¿Qué opina sobre que los dos últimos presidentes del Perú estén siendo investigados por temas de corrupción? Y Roque Benavides ha lanzado su candidatura… ¿Es el momento de que los empresarios entren en política?

AGM: No hay ninguna condena, no podría pronunciarme sobre sospechas y publicaciones. Más allá de juicios de valor sobre esas exautoridades, es una pena el simple hecho objetivo de que eso esté ocurriendo en el Perú. A mí como peruano me da pena. Y me da pena por la mala percepción externa que se pueda tener de un país por líderes de esa naturaleza, y también por la generación de peruanos a quienes estamos tratando de que piensen que somos un país nuevo, que hay que cambiarlo. Esto hace difícil que un mensaje así cale. En el tema de empresa y política, me siento cómodo en el sector privado y, por último, no me gusta la política y no quiero entenderla.

C: No como Roque Benavides…

AGM: El Perú necesita empresarios, líderes naturales, y Roque lo es. Es de los casos escasos en donde ha sido bueno y le ha gustado hacerlo bien; tiene capacidad y le gusta la política. Yo sería el primero en apoyarlo. El Perú necesita personas de ese tipo.

CONFIANZA EMPRESARIAL. Al respecto, García Miró diferencia «el compromiso sin un hecho» de «los hechos concretos». Sin los segundos, afirma, «la expectativa se desvanece».

«Lo que falta para recuperar confianza es que los compromisos se materialicen. Hay cumplimientos tímidos, por ejemplo, que asistan todos los ministros a Perumin, o Alonso Segura y su equipo de destrabe de inversiones, que tiene un mandato claro. El ministro Miguel Castilla le ha dado un empoderamiento enorme y tengo información de que trabaja día y noche. No sé si Conga, porque ya no depende del Estado, pero un Cerro Verde autorizado, o un Toquepala, de la mano de otros proyectos menos importantes, serían una señal potente de compromiso del Gobierno», expresó.

Fuente Diario Correo

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