La corrupción es un fenómeno de carácter transnacional del cual no es ajeno nuestro país, con una larga historia de efectos nocivos que han afectado a numerosas generaciones.
Los motivos y efectos de la corrupción son claramente amplios y complejos y, hoy por hoy, compromete a los tres niveles de gobierno (nacional, regional y local), al sector privado y a la sociedad en general.
La corrupción evoluciona significativamente porque coexistimos en una sociedad donde las leyes y las normas están vigentes pero no funcionan como corresponde, y le siguen dando cabida a este fenómeno que cada día debilita y empobrece al país.
Coexistir en ese círculo no es una opción, y por eso creemos que impulsar el trabajo coordinado y cohesionado del Ecosistema de Control, en donde el Estado, políticos, ciudadanos, medios de comunicación y la sociedad civil trabajen de manera organizada es un paso sustancial. Por eso existen políticas y mecanismos vigentes que sirven para responder de manera integral al problema de la corrupción: la integridad y transparencia como medidas de prevención y disuasivas que contribuyen con efectividad a fortalecer los controles y la vigilancia pública y ciudadana.
En la Contraloría General hemos asumido el firme compromiso e impulsado políticas de gestión antisoborno y de integridad y ética pública con carácter institucional para fortalecer el control interno, así como vigilar y garantizar el comportamiento ético de todos quienes conformamos el Sistema Nacional de Control.
Otro aspecto medular para enfrentar la corrupción es la transparencia y acceso a la información en el Estado, como mecanismo estratégico de buen gobierno al alcance de la población para fortalecer su información, la formación de opinión y la vigilancia ciudadana.
Impulsamos buenas prácticas de transparencia y rendición de cuentas como las plataformas de información disponibles los 365 días del año que transparentan el 100% de los resultados del control; las Declaraciones Juradas de Ingresos, Bienes y Rentas; y desde el 2021 las Declaraciones de Conflictos de Intereses que involucran a funcionarios y servidores públicos.
La integridad y la transparencia en la gestión pública son herramientas fundamentales para enfrentar de manera integral el problema de la corrupción, en tanto valoremos la importancia de la confianza y la credibilidad en las instituciones, así como del conocimiento y la información para impulsar el buen gobierno.
La lucha contra la corrupción continúa en nuestro país, y debemos seguir firmes en asumir esta labor con integridad y transparencia si queremos evitar que las peruanas y peruanos del futuro vean frustradas sus aspiraciones de tener un país desarrollado que garantice una mejor calidad de vida. No bajemos la guardia.
Fuente Perú21