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Odebrecht, la constructora brasileña especializada en obras sobrevaloradas

Odebrecht, la constructora brasileña especializada en obras sobrevaloradas

odeberechtEl Consorcio Tren Eléctrico, conformado por Graña & Montero y la brasileña Odebrecht, estaría moviendo cielo y tierra para adjudicarse la obra de la Línea 2 (tren subterráneo), que unirá los distritos de Ate Vitarte y Callao a lo largo de 35 kilómetros.

Y así pretende adjudicarse la construcción de tren subterráneo

Esta megaobra tiene un presupuesto de US$ 6 mil 500 millones, que supera largamente los US$ 2 mil 500 millones que consiguió en contratos durante el gobierno de Alan García, periodo en el que se constituyó en su constructora favorita.

El asunto es que sobre Odebrecht recaen diversas denuncias y muchas de ellas tienen como común denominador las sobrevaloraciones.

La historia de la empresa Odebrecht entra en efervescencia entre los años 2007 y 2011. Según el portal de Trasparencia del Ministerio de Economía, la gran contratista facturó nada más y nada menos que S/.5 670 millones.

Este monto fue alcanzado tras ganar las concesiones de las Interoceánicas Sur y Norte (en los tramos 2 y 3 del sur, a través del consorcio CONIRSA, obtuvieron S/.3 123 millones); las obras de la carretera IIRSA Norte (donde facturaron S/.1 329 millones); y el proyecto Tren Eléctrico de Lima por S/.1 217 millones.

Justamente una de las primeras concesiones en ser duramente cuestionadas fue la Interoceánica Sur.

De acuerdo al Informe Final de la Comisión Serna (grupo investigador del Congreso), la obra no solo fue sobrevaluada, sino que a lo largo de la construcción se realizaron varias modificaciones en el contrato en beneficio de Odebrecht, en desmedro del Estado y todos los beneficiarios.

En el caso del proyecto de irrigación de Olmos en 2010, la obra de más de US$185 millones fue entregada a dedo a la gigante carioca por gracia del gobierno aprista. ¿Cómo sucedió? El entonces premier, Javier Velásquez Quesquén, apostó darle a Odebrecht el proyecto bajo la modalidad de iniciativa privada, en un gesto de dadivosidad nunca antes visto en el Estado.

REYES DEL INCREMENTO

En el caso del tren eléctrico, la cosa también se puso color de hormiga. Las brasileñas Queiroz Galvão, Camargo Corrêa y Andrade Gutierrez, los eternos segundones en las concesiones del Estado, denunciaron que su compadre empresarial habría cometido una serie de irregularidades en la adjudicación del segundo tramo de esta obra. Además, le exigieron al Ministerio de Transporte que anule la licitación.

Cabe recordar que la Contraloría General de la República detectó que la construcción del Tramo 1 del Metro de Lima tuvo un costo superior al presupuestado inicialmente. La construcción de 21.48 kilómetros de viaducto elevado con 16 estaciones demandó un gasto de US$110 millones más de lo presupuestado. Es decir, ¡26.5% más!

La irregularidad es simple. En 2010 las obras del tren eléctrico fueron estimadas en US$410 millones, pero al final el costo alcanzó los US$520 millones, pese a que el monto inicial fue cubierto por la Corporación Andina de Fomento (aportó US$300 millones) y el resto fue cancelado por el Tesoro Público.

Para variar, inspecciones efectuadas por la Contraloría en el tramo Villa El Salvador – Grau revelaron que la obra presentaba serios y evidentes riesgos en su infraestructura.

Entre las irregularidades encontradas podemos nombrar las rajaduras detectadas en las uniones de varias columnas de la estructura, fierros oxidados y ausencia de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA).

Y si lo anterior no es para poner los pelos de punta, el órgano contralor informó que Odebrecht pretendió acoplar la nueva estructura sobre la vieja base de las columnas inconclusas desde el primer gobierno de Alan. Si no fuera por la presión mediática, la empresa brasileña nunca hubiera realizado las reparaciones del caso. Con estos antecedentes, ¿las obras de la Línea 2 estarán en buenas manos? Solo queda decirles: muito obrigado, pero no.

EL DATO:

Ha quedado demostrado que Odebrecht le tiene un cariño especial a Alan García. La empresa brasileña le donó US$833 mil para que se construya el llamado Cristo del Pacífico.

Denuncias del Perú y el mundo

Muchos podrían argumentar que las denuncias solo suceden en nuestro país. Nada más lejos de la verdad.

Tal vez el antecedente más nefasto y cercano de esta empresa fue su expulsión de Ecuador, en el año 2008, por la pésima construcción de la central hidroeléctrica de San Francisco, ubicada en la provincia de Tungurahua, en la región central del vecino país del norte.

Según las informaciones de la época, Odebrecht cometió varias irregularidades que fueron desde la conversión de un crédito privado por 241 millones de dólares del Banco de Desarrollo de Brasil –que fue avalado por el gobierno ecuatoriano– en un crédito estatal; la sobrevaloración de la obra civil, y el cambio de los estudios originales, que provocaron el colapso de la hidroeléctrica a menos de un año de funcionamiento.

Se afirma que las obras eliminadas ascendieron a 30 millones de dólares, pero el valor de la obra total no bajó, pues la empresa colocó otras obras civiles o mecánicas adicionales. Se dice también que el Estado ecuatoriano es quien paga ahora dicho crédito y que en los próximos diez años le costará la friolera suma de 600 millones de dólares.

La expulsión de la empresa generó serios roces diplomáticos entre Ecuador y Brasil.

Fuente Diario 16

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